El Sumo Pontífice habría ido a visitar a los dueños de la disquería, a los que conocía de su época como cardenal y como arzobispo. Allí, recibió un especial regalo.
El papa Francisco salió este martes por sorpresa del Vaticano para visitar a una tienda de discos del centro de Roma, que ya conocía de otras ocasiones cuando venía a la capital italiana como cardenal y arzobispo de Buenos Aires, y recibió un disco de música clásica como regalo de los propietarios.
La visita de Francisco se produjo poco antes de las 20:00 horas del martes (19:00 GMT). El Sumo Pontífice llegó al lugar en un Fiat 500 de color blanco casi de incógnito, con bajo perfil y con una mínima escolta.
El establecimiento, cuyo nombre es “Stereosound”, es una de las pequeñas e históricas tiendas de música de Roma y está ubicada cerca del Panteón, explicó Javier Martínez Brocal, un periodista que presenció por casualidad a la escena.
Varios policías esperaron afuera del local sin perder de vista a los pocos taxistas que lo habían visto.
Jorge Bergoglio, apasionado de la música, era un asiduo de la tienda cuando viajaba a Roma y no había vuelto a ir desde que fue elegido pontífice, el 13 de marzo de 2013, por lo que en una ocasión en la que los propietarios se encontraron con él le hicieron prometer que volvería a la tienda, lo que se cumplió hoy, según relataron los dueños a Martínez Brocal.
Según el periodista, Francisco estuvo dentro de “Stereosound” poco más de 12 minutos, en los que bendijo a la veterana propietaria del lugar, a su hija y su yerno.
Nada más salir, el Papa Francisco se subió a su coche para volver al Vaticano. Alguien gritó: «¡Santo Padre, Santo Padre!». La tienda bajó rápidamente la persiana y doña Letizia no quiso hacer ninguna declaración, salvo explicar brevemente que el Papa es un «viejo cliente» que frecuenta la tienda desde que era cardenal de Buenos Aires y que la visita de hoy fue «hermosa» y «llena de humanidad».
Francisco, que se mostró muy cariñoso en su visita, ha salido pocas veces del Vaticano para asuntos personales. De hecho, recientemente explicó que lo hizo apenas en tres ocasiones: para visitar a una superviviente de los campos de Auschwitz, la escritora Edith Bruck; a una profesora, Mara, de 90 años, que enseñó en la Universidad de la Sapienza; y a dar el pésame a un periodista italiano amigo suyo por la muerte de su madre.
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