Adriana Aizemberg, reconocida actriz con una trayectoria de más de seis décadas en el teatro, el cine y la televisión argentina, falleció este lunes 29 de septiembre a los 86 años. La noticia fue confirmada por la Asociación Argentina de Actores, que la despidió con un emotivo mensaje:
“Con profunda tristeza despedimos a Adriana Aizenberg, actriz y ex dirigente de nuestro sindicato, quien desarrolló una prestigiosa y amplia trayectoria artística.”
Nacida el 1° de diciembre de 1938 en Santa Fe, Adriana Vera Aizemberg se trasladó a Buenos Aires para comenzar una carrera que, sin buscarlo, se volvería emblemática. Su primer paso fue en la obra Historias para ser contadas, de Osvaldo Dragún, cuando debió reemplazar a una actriz. Esa oportunidad marcó el inicio de una vida consagrada a la actuación.
Una carrera marcada por la versatilidad
Aizemberg brilló tanto en teatro como en la pantalla grande y la televisión. En las tablas, participó en títulos recordados como La señorita de Tacna, Fausto, Venecia, El violinista en el tejado, Seis personajes en busca de un autor, Nenucha, la envenenadora de Monserrat y Houdini, entre muchos otros.
En cine, dejó huella en películas fundamentales del cine nacional: La Raulito, Plata dulce, Mundo grúa, El abrazo partido, Derecho de familia, El amigo alemán, Buenos Aires 100 kilómetros, Los delincuentes y Rambleras, entre otras.
Su trabajo en televisión también fue amplio y constante, con participaciones en series como Poliladron, Vulnerables, Mujeres asesinas, Cosa juzgada, Los exitosos Pells y, más recientemente, El Encargado, una de sus últimas apariciones.
Compromiso gremial y reconocimientos
Además de su labor artística, Aizemberg tuvo un fuerte compromiso con los derechos laborales del sector. Estaba afiliada a la Asociación Argentina de Actores desde 1964 e integró el Secretariado Mutual durante la presidencia de Pepe Novoa (1996-1998). En 2004 recibió el Premio Podestá a la Trayectoria Honorable, otorgado por el Senado de la Nación y el sindicato de actores.
Una vida dedicada al arte
Estuvo casada con el actor y director Carlos Moreno, y fue madre del director de cine Rodrigo Moreno. Aizemberg mantuvo siempre un bajo perfil mediático, y se la reconocía en el ambiente artístico por su calidez, su humildad y su profunda vocación por el oficio.
Quienes trabajaron con ella destacan su capacidad para aportar humanidad y profundidad a cada personaje, incluso en los papeles más breves. Su figura representa una de esas presencias constantes del cine y la TV argentina, que el público reconocía con afecto y respeto.
Una ausencia que deja huella
Adriana Aizemberg será recordada no solo por su talento actoral, sino por su compromiso con la cultura, su integridad profesional y su legado como parte de una generación de intérpretes fundamentales en la historia artística del país.
Desde Delta 80 nos sumamos al reconocimiento colectivo y enviamos nuestras condolencias a su familia, amistades y colegas.
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