(Nadya Cabrera) Policromía lanza en plataformas digitales su cuarto disco de estudio, «Sintagma». El disco, grabado en la ciudad de Mar del Plata en Estudios Hometown, incluye a los fundadores del grupo Juan Martín Galeano (bajo y voz) y Lucas Martín (guitarra y coros), junto a Nicolás Abate (en piano, teclados Hammond/Rhodes y sintetizadores) y Gudy Prada (batería).
Tal como se pudo escuchar en los cortes presentados a modo de adelanto en los últimos meses (“¿Cómo se llama el ladrón?”, “El signo del estancamiento”, “Cerca del puñal” y “Obsidional”), «Sintagma» (título que remite en su origen a hacer algo en ¨conjunto”, o a “organizar algo en común”) muestra una nueva cara de Policromía. Al trío de rock pesado con toques de psicodelia y rock progresivo de los álbumes anteriores se suman ahora los matices que brinda la profusa inclusión de teclados y sintetizadores, así como piano acústico y coros en algunos tracks.
De este modo, a las canciones adelantadas en las que ya se destacaba la nueva impronta de la banda (la presencia de teclados Hammond y Rhodes, el solo de sintetizador en “El signo del estancamiento”, el solo de guitarra con ondas sintetizadas de “Obsidional”), se suman ahora canciones como “Despedida”, que explora un dramatismo poco antes escuchado en el grupo y tiene un puente de tono piazzolesco; “Crónica de una época de crisis”, que comienza urgente pero tiene un estribillo de balada junto a riffs de lo más pesado de la banda y un puente especialmente psicodélico. “Insignificancia”, por momentos casi punk, puede recordar a los inicios de la banda pero actualizados a su sonoridad actual, e incluye un duelo de solos de teclado y guitarra. “Oliveros”, por último, muestra otra cara desconocida de la banda: entre etérea y casi post-rock, se apoya en los sintetizadores, los efectos y la repetición, para ponerle un broche enigmático al álbum.
Instrumentalmente, la banda suena ajustada: Lucas Martin sigue siendo el arma secreta, incorporando nuevas sonoridades en sus solos, un machaque único en las partes pesadas y a su vez un costado más sensible en secciones más tranquilas. Junto con Nicolás Abate brindan además un juego de ida y vuelta en muchas de las canciones entre armonía y melodía. Por su parte, las bases del bajo de Juan Martín Galeano buscan aportar a las ideas melódicas de los temas, sumando dramatismo en momentos clave o agregando una tercera voz armónica. Las baterías de Gudy Prada, por su parte, terminan de darle a las canciones el apoyo rítmico adecuado, acompañando con arreglos complejos y fills cuando es necesario, o bien aportando motivos más sencillos cuando las secciones así lo requieren.
Las letras de Juan Martín Galeano exploran el costado existencial característico de la banda (especialmente exaltado en los días pandémicos en que los temas fueron compuestos) con influencias de diversa índole, que van desde lo esotérico a lo onírico, recortes de tipo periodístico y referencias a la cultura que son hilvanadas con reflexiones de tono intimista sobre lo que fue vivir mientras permanecimos encerrados.
El arte de tapa original del disco es del tecladista Nicolás Abate y está inspirado en las canciones. Además, la imagen hace juego con las tapas de los cortes lanzados en los últimos meses y termina de mostrar la escena apocalíptica que venía sugerida desde el primer adelanto.
El álbum será presentado en vivo el domingo 16 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires en Club Lucille (Gorriti 5520).
Facebook
Twitter
Instagram
YouTube
RSS